En un mes más, Norma y Francis Platell, debían celebrar sus bodas de platino, pero el tiempo y la vejez intervino. Pasaron 70 años juntos de la mano y eso ni siquiera cambió en el momento de su muerte. Terminaron la vida así, entrelazando sus dedos y uno al lado del otro. Ocupando su lado típico en la cama.
Tan solo minutos separaron el deceso de los ancianos de 90 años, en la noche del 6 de enero, a las 11:45 de la noche.
“Mamá estaba respirando inusualmente. Papá estaba inquieto. Así que la enfermera regresó diez minutos después para revisarlos. En esos breves minutos, ambos habían fallecido. Pacíficamente Juntos. Como hubieran querido”, contó su hija Amanda en un escrito para el portal Daily Mail.
Luego agregó: “Ni siquiera el médico pudo deducir quién había muerto primero. Sus certificados de defunción y los tiempos de su paso son idénticos”.
Norma había perdido el habla, pero al morir la escucharon decir sus últimas palabras: “Mi esposo”.
Cuando Norma se enfermó las cosas se complicaron entre ellos, pero Francis pasaba todos los días que podía junto a ella, desayunando, compartiendo el almuerzo, viendo televisión de la mano. “Mamá a menudo se dormía en el hombro de papá”, relata Amanda.
Pero Francis se debilitó también y una serie de caídas y golpes menores hizo evidente que ya no podía seguir viviendo solo. Ni ayudando a su amada. Entonces ambos comenzaron a vivir en el hogar Mercy Care.
“Papá se alegró de estar con mamá todo el tiempo, en su propia habitación, con las camas una al lado de la otra, él a la izquierda y ella a la derecha. Estaba feliz de alimentarla o simplemente sentarse juntos”, escribió la hija del matrimonio.
Cuando Amanda vio sus dos ataúdes juntos, su corazón se rompió, “viéndolos por última vez juntos, lado a lado, como lo habían sido durante más de 70 años”, escribió. Ese era su único consuelo, verlos inseparables, incluso en la muerte.
El único consuelo era la idea de que incluso en la muerte eran inseparables.
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